jueves, 2 de mayo de 2013

Capítulo 31

Tres años más tarde.

-La, ayudame con la corbata, por favor. -me pidió Peter, mientras nos preparábamos para salir a cenar.
Era una de las pocas noches que podíamos dedicar a nosotros, a relajarnos y disfrutar solo con la compañía del otro, ahora que ambos laburábamos. Apreté el nudo de su corbata y fui al baño, ya solo me tenía que peinar y maquillar. Me había puesto un vestido blanco, muy sencillo, que había comprado poco tiempo antes.
No me puse mucho maquillaje, me gustaba ir sencilla, y el pelo lo dejé natural, tan solo lo peiné. Unos aritos pequeños, y estuve lista. Pitt ya había terminado y me estaba esperando en el living.
-¿Lista?- preguntó mientras se acercaba a mí y agarraba mi mano.
-Lista-contesté yo.
Tras un largo trayecto en coche, Pitt estacionó, casi en el medio de la nada.
-¿Se puede saber a dónde me trajiste?
-Es una sorpresa.-entrelazó sus dedos con los míos, y besó suavemente mi frente.
Empezamos a caminar por un estrecho camino de tierra, rodeado de bosque.
-Si me hubieses dicho que veníamos al campo, no me habría puesto estos tacos.
-¿Vas a dejar de quejarte, mi amor?
-Bueno, disculpame, pero quiero saber a dónde vamos, pensé que cenaríamos en un restaurante, o algo.
Él se rio e ignoró mi pregunta de a dónde íbamos a cenar.Seguimos andando por el camino, hasta que Peter se sacó un pañuelo negro del bolsillo y se paró frente a mí.
-¿Qué hacés?
-A partir de aquí, no podés ver hasta que yo te diga.
Suspiré, con cara de pocos amigos, y le dejé atar el pañuelo alrededor de mis ojos, tapándolos. Al no ver nada, se me hacía incluso más difícil andar. Tropecé varias veces, pero el brazo de Pitt me sujetó. No sabía bien cuánto tiempo llevábamos andando cuando se paró, agarrando suavemente mi brazo y obligándome a parar a mí también. Noté las manos de Peter deshacer el nudo del pañuelo que había alrededor de mi cabeza, que se deslizó varios segundos después por mi cara. Me sorprendió mucho lo que vi, ya que no me lo esperaba. Rodeado de árboles había un llano. Las flores, todas blancas, violetas y amarillas, apenas se distinguían ya entre la hierba, que me llegaba casi por la altura de las rodillas, debido a la poca luz del sol que había. En el centro del llano, a unos 10 metro de donde nos encontrábamos, había una mesa con patas de hierro forjado blanca, con dos sillas, una frente a otra, también de hierro forjado blanco.
-¿Qué es esto?
-El lugar en el que vos y yo vamos a cenar- contestó mientras me rodeaba con un brazo la cintura.
 Nos acercamos a la mesa, que estaba rodeada de pequeños farolillos que iluminaban la zona. Un par de velas sobre el mantel rosa pálido hacían posible ver la decoración de aquella mesa en medio de ninguna parte: dos platos, dos copas de cristal fino, los cubiertos, servilletas de tela y un jarrón pequeño de rosas del mismo color que el mantel.
-¿Cuándo... Cuándo preparaste todo esto?
-Bueno, Nico y Gas me ayudaron mientras vos estabas laburando. Sentate.-dijo mientras me ofrecía una de las sillas. Le obedecí.- Ahora vengo.
Se alejó hacia el bosque, y fue en ese momento cuando me di cuenta de la tienda de campaña que había a lo lejos.
-¿Vamos a dormir acá?
-No exactamente.
-¿No exactamente?-repetí- ¿Qué querés decir con eso?
-Ya lo verás, mi amor. Aún nos queda noche por delante.
Estaba lejos, pero había tan poco ruido que no tenía que elevar la voz ni agudizar el oído para hablar bien con él. La paz reinaba en ese lugar. Pitt volvió con algo en las manos. Una vez estuvo lo suficientemente cerca, vi que era una bandeja con dos platos y una botella de vino. Los dejó sobre la mesa y llenó las copas antes de sentarse frente a mí. Parecía nervios, pero fingí no haberme dado cuenta.
-¿Brindamos?-preguntó, levantando su copa con delicadeza. Asentí.
-¿Por qué vamos a brindar?-hizo un gesto pensativo mientras yo elevaba mi copa a la misma altura que la suya.
-Por vos, por mí, por que nuestro amor dure para siempre.-sonreí e hice chocar el cristal de nuestras copas. Se quedó mirándome.-Estás hermosa. Sos hermosa.
Me sonrió con dulzura y empezamos a comer. Yo no dejé de mirarle durante toda la cena, su sonrisa, sus ojos con ese brillo que solo aparecía cuando me miraba a mí.
-Todo estaba riquísimo, Peter.-dije cuando terminé.
-Pará, que aún queda el postre.
Su nerviosismo aumentó mientras se levantaba y se dirigía a la tienda de campaña, aunque no entendí por qué. Vino un par de minutos más tarde con dos platos pequeños con torta de chocolate, mi favorita.
-¿Vos querés que me ponga como una foca esta noche?
Ignoró mi pregunta y puso el plato delante de mí, justo antes de sentarse. Estaba deliciosa.
-La.
-¿Sí?
-¿Vamos a dar una vuelta?
Sonreí mientras asentía, y me levanté cuando él me tendió la mano. Entrelazamos los dedos y empezamos a andar. Yo simplemente me dejaba guiar por Peter, ya que no sabía dónde estábamos ni hacia dónde podíamos ir. Apoyé la cabeza en su hombro. Echaba de menos pasar el tiempo juntos, sin preocupaciones ni nada en lo que pensar. Respiré su aroma, el de esa colonia que tras tantos años ya sería capaz de reconocer entre miles, y sonreí. Me sentía afortunada por tenerlo, por saber que lo tenía, que me amaba y me ayudaría a cualquier cosa, que si estaba con él, no me pasaría nada malo. Pitt me sacó de mis pensamientos.
-¿En qué pensás?
-En que te amo.
Al levantar la vista para mirarlo me di cuenta de que habíamos dejado atrás el bosque y nos encontrábamos en otra llanura, parecida a la otra en la que habíamos cenado, pero con la diferencia de que, a unos 20 metros, en lugar de bosque comenzaba un lago, pequeño, en el que se reflejaba la luz de la luna. Esta vez no tardé en divisar una tienda de campaña, ya que estaba iluminada con farolillos como los que rodeaban la pequeña mesa blanca. Al lado de esta, había una frazada estirada sobre la alta hierba, con grandes cojines de diferentes tonos rosas y blancos. Una vez estuvimos sentados sobre la alta hierba, Pitt se puso serio.
-Lali.
-¿Sí?
-Yo sé que somos jóvenes aún, y no quiero que te sientas presionada.
-Me preocupás, ¿qué pasa?
-Shh-me calló-, escuchame. Sé que somos jóvenes y que tenemos toda la vida por delante, pero yo siento que quiero, que necesito pasar todo ese tiempo con vos, que no podría pasarlo con nadie más. Hace más de tres años, cuando te... secuestraron, pensé que te perdía, para siempre. Y esa fue la peor sensación que sentí en mi vida. Pero sé que te tengo, que sos mía, que sos la única persona capaz de hacerme sonreír en cualquier circunstancia, y sé que te amo y te voy a amar siempre. Y por eso quiero pedirte algo.-hizo una larga pausa y yo esperé, expectante, emocionada por lo que me acababa de decir- Lali, ¿querés casarte conmigo?





PERDÓN, SÉ QUE HE ESTADO MUCHO TIEMPO SIN SUBIR, PERO ES QUE ME HA SIDO IMPOSIBLE, LO SIENTO. A PARTIR DE AHORA VOY A PODER SUBIR CAPÍTULO MÁS A MENUDO, DE HECHO, CREO QUE ANTES DE ESTA NOCHE VOY A PODER SUBIR EL PRÓXIMO. GRACIAS POR HABER SEGUIDO PENDIENTES DE SI SUBÍA CAPITULO O NO.

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